martes, 27 de septiembre de 2011

¿Libertad de Expresión o Patente de Corso?


Hemos leído con incredulidad un artículo publicado en lapatilla.com titulado ¡Hugo retráctate!, donde defiende “la libertad de expresión” y particularmente a Miguel Enrique Otero y por otra parte ataca la demanda que por difamación e injuria agravada fue introducida por Saúl Ameliach, presidente de Pequiven contra El Nacional y su editor.

Comienza con el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reza: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” El cual sin duda los demócratas no sólo respaldamos sino que defendemos y profesamos.

Así mismo lo hacemos con todo el articulado de esa declaración, particularmente con el Artículo 12: “Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.”

Y Saúl Ameliach fue calumniado por Miguel Enrique Otero en su diario El Nacional, y eso es un hecho público y notorio. Por eso cuando dicen que al gobierno no le gusta que le digan la verdad, nos preguntamos: ¿Cuál verdad? O es que Otero se retractó por decir la “verdad”.

Por otra parte decir que el juicio fue absurdo porque El Nacional reconoce sus errores, es por decir lo menos, una paradoja. Señores El Nacional no reconoce sus errores, a menos que como en este caso, se vea obligado por una demanda.

El Nacional fue el único periódico que nombró a Saúl Ameliach, en el caso Makled, añadió un párrafo a la entrevista televisada por Univisión, el periodista Casto Ocando en conversación telefónica con Román Lozinsky por Unión Radio, reconoció que ese párrafo fue agregado por El Nacional que él no la escribió, afirma que en la entrevista hecha por él en Octubre 2010 y que él firma, NO NOMBRÓ a Saúl Ameliach, esa es la VERDAD.

Por lo tanto y que quede claro, no se amedrenta a Miguel Enrique Otero para coartar la libertad de expresión, por el contrario se demanda a Miguel Enrique Otero para estimular la libertad de expresión y la veracidad de la información.

Entendemos que cualquiera se equivoca y que tiene derecho a rectificar, pero entiendan también que con esta mentira, se afectó a seres inocentes que vieron el nombre de su hijo, de su esposo, de su hermano o de su padre envuelto en un caso que dicho sea de paso, sale a la luz pública por la entereza moral de un hombre que no le tembló el pulso para cumplir con su deber y defender los intereses del país.

Por: Héctor Solís

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