miércoles, 25 de abril de 2012

Makled pagó 6 millones U$D por adelantado a Notitarde





Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, exhortó ayer a las autoridades competentes a investigar la relación de los Salas Romer  y los Salas Feo con el presunto narcotraficante Walid Makled. La denuncia la hizo Diosdado fundamentada en un acta de asamblea general extraordinaria de la empresa Almacenadora Conacentro C.A. celebrada el 3 de septiembre de 2007 y debidamente registrada en el Registro Mercantil Primero el 12 de septiembre del mismo año 2007. En dicho documento está la venta de la totalidad de las acciones que poseían Salvador Guillermo Feo la Cruz Paz y Salvador E. Feo la Cruz Paz a Walid Makled.
Los hermanos Feo que venden las acciones a Walid Makled  son hijos de Salvador Guillermo Feo la Cruz Lissot, quien es hermano de la Sra. Raíza, madre del gobernador de Carabobo Henrique Salas Feo.
Almacenadora Conacentro C.A. fue la empresa mediante la cual operaba Makled en el puerto de Puerto Cabello.
Le mostramos en esta entrega el documento del acta de asamblea y el libro de accionistas
Los 6 millones de dólares que Makled pagó por adelantado a Notitarde.
Diosdado también exhortó ayer a la fiscalía y a los tribunales a investigar la relación entre el diario Notitarde y Makled. Según la denuncia del Presidente de la Asamblea Nacional, Makled pagó por adelantado más de 6 millones de dólares en publicidad a este diario.

Publicaciones de Empresas Makled y Abdala Makled en Notitarde

Tabla Resumen
Inicio de publicaciones
07/10/2007
Fin de publicaciones
20/11/2008
Frecuencia
Diaria
Total días de publicación
410 días
Páginas promedio publicadas por día
1,20 pág/día
Total de páginas publicadas en ese período
492 páginas
Precio de última página para 2008
BsF. 25.000
Precio de páginas centrales para 2008
BsF. 37.000
Monto Promedio diario pagado por Inversora Makled a Notitarde
BsF. 26.423
Monto total estimado pagado por Inversora Makled a Notitarde
BsF. 13.000.000
Cambio en dólares a 2,15 BsF/$
Us$ 6.046.511,63

En la página web http://bit.ly/Io3ZKL se hace referencia a que Orel Sambrano advirtió a los dueños del Notitarde sobre las investigaciones que se hacían sobre Makled y su presunta relación con el narcotráfico y que él estaba haciendo un trabajo de investigación sobre ese caso. Esta discusión produjo que Orel renunciara al Notitarde.





miércoles, 11 de abril de 2012

Golpe de Estado de 2002: cruenta conspiración de cúpulas y gobiernos imperiales

La promulgación de 48 decretos con fuerza de ley el 12 de noviembre de 2001, encendió las alarmas en los sectores reaccionarios, los cuales iniciaron una escalada de acciones para derrocar al Gobierno Bolivariano
Palacio de Miraflores, Caracas. El golpe de Estado del 11 de abril de 2002 es el resultado de la más cruenta conspiración de las grandes empresas de televisión privadas, las cúpulas empresariales, políticas, militares y eclesiásticas envenenadas por el sistema capitalista; los banqueros y el interés de altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos en el petróleo del país, los cuales se unieron con una sola misión: Derrocar al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, legítimamente electo por el pueblo venezolano.

La búsqueda incansable de la equidad, la justicia social y el desarrollo integral de Venezuela, impulsada por el mandatario nacional, encontró en el camino grandes adversidades auspiciadas por actores nacionales e internacionales, transformándose en una inconsciente y férrea oposición a los cambios profundos que comenzaba a implementar el Gobierno Bolivariano.

La promulgación de 48 decretos, el 12 de noviembre de 2001 (dictados de acuerdo con la ley habilitante de fecha 13 de noviembre de 2000), para reivindicar los derechos del pueblo venezolano en los sectores agrario, pesquero, energético, entre otras áreas que atravesaban una situación crítica, encendió las alarmas en los sectores reaccionarios, los cuales iniciaron una escalada conspirativa para derrocar al Gobierno.

El cambio del sistema gubernamental de una “democracia” representativa hacia una verdadera democracia participativa y protagónica, y la firme voluntad del jefe de Estado de redistribuir la riqueza petrolera para el beneficio de todo el pueblo venezolano y no para una minoría privilegiada, provocó en quienes no aceptaban perder privilegios, sumarse a la gran conspiración.

El 10 de diciembre de 2001 comenzó un paro patronal —aunque no obtuvo los resultados esperados por la cúpula sindical de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV)— y se alentó el descontento en Petróleos de Venezuela, S. A. (Pdvsa) mediante constantes mentiras y estratagemas, como la de retrasar el aumento anual con la justificación de una supuesta “falta de recursos”.

Para contrarrestar las confabulaciones incrustadas en la estatal petrolera, el presidente Chávez, el 7 de abril de 2002, cambió la plana mayor de Pdvsa, durante la transmisión del programa Aló Presidente número 101, decisión que fue asumida por los golpistas como una agresión contra el sistema meritocrático en la empresa más importante del país.

La sedición, auspiciada por el Gobierno imperial de Estados Unidos y avalada por los apátridas, rápidamente se esparció entre un grupo de opositores al Gobierno Bolivariano, como consecuencia de la implacable campaña mediática perfilada hacia la satanización del presidente Chávez y la desestabilización del país.

La estrategia mediática consistió en implementar el miedo, rechazar la alianza entre Cuba y Venezuela —insistiendo en la “cubanización” de la nación y la “implantación del comunismo”—, y exacerbar los ánimos de los venezolanos para que salieran a manifestar en contra de la supuesta violación de las libertades de los habitantes de Venezuela por parte del jefe de Estado, quien en realidad buscaba romper las cadenas de dominación para liberar a la Patria.

Cada declaración de los voceros políticos, empresariales, nacionales e internacionales estaba escrita, cada paso de los opositores estaba programado, cada manifestación estaba diseñada y cada uno de los elementos expuestos formaban parte del plan: el golpe de Estado del 11 abril de 2002.

Pruebas de un plan orquestado

El 6 de abril de 2002 la CTV convocó una huelga de 24 horas para el martes 9 de abril, justificándola en falsos reclamos salariales. A esta convocatoria se sumó la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), una asociación empresarial.

Al día siguiente el presidente Chávez anunció un aumento de sueldos de 20 por ciento. Sin embargo, hicieron caso omiso de la información y continuaron con el plan. El 9 de abril se declaró el paro (en marcha desde el 6 de abril) como una huelga general indefinida. La gerencia de Pdvsa y parte de sus trabajadores se plegaron al paro.

La voz del alto funcionario del Gobierno estadounidense, Carl Ford, exresponsable de Inteligencia en el Departamento de Estado, se hizo sentir expresando su supuesta “preocupación” por lo vivido en el país: “Todos nosotros estaremos muy vigilantes de lo que sucede en Venezuela y en particular con el presidente Chávez”.

Por su parte, George Tenet, para entonces director de la Agencia Central de Inteligencia Central (CIA) dijo: “Obviamente Venezuela es importante, ya que es el tercer mayor productor de petróleo”. Las palabras de los funcionarios son el fiel reflejo de su complicidad con el plan que buscaba la salida forzosa del presidente Chávez.

El 10 de abril de 2002 el general Néstor González González también manifestó su supuesta preocupación diciendo que “el Alto Mando Militar tiene que decirle al señor Presidente: aquí la causa de todo esto es usted, ¡váyase! Entonces el Alto Mando Militar tendrá que asumir esa posición porque si no, alguien la va a asumir por ellos”. Dejó ver entre líneas lo que ya tenían planificado: el golpe de Estado del 11 de abril de 2002.

Seguidamente, los actores políticos Pedro Carmona Estanga —para entonces presidente de Fedecámaras— y Carlos Ortega —presidente de la CTV— llamaron a una marcha para el 11 de abril, desde el entonces llamado Parque del Este hasta la sede de Pdvsa en Chuao.

El 11 de abril de 2002 las calles del país amanecieron sombrías por el odio que irradiaban los opositores hacia el mandatario nacional, quienes marchando hacia Pdvsa Chuao —destino acordado y permisado por las autoridades—, fueron desviados al Palacio de Miraflores, donde fueron utilizados como carnada para terminar de ejecutar el plan.

La marcha fue desviada a la sede del Gobierno para provocar el enfrentamiento entre los compatriotas que se agruparon en las inmediaciones del Palacio de Miraflores para defender el proyecto libertario y al líder de la Revolución Bolivariana, y quienes lo adversaban. El plan era que hubiera muertos para justificar sus intenciones: culpar al jefe de Estado de masacrar al pueblo venezolano.

El derramamiento de sangre también estaba escrito en su cruento guión golpista, pues ubicaron premeditadamente, en las adyacencias de Miraflores, a francotiradores y efectivos de la Policía Metropolitana —para entonces controlada por el alcalde mayor Alfredo Peña, opositor—, con la orden de herir y matar a los venezolanos de ambos bandos, así como a periodistas y reporteros gráficos, quienes se encontraban en el lugar dándole cobertura a los acontecimientos.

En cadena de radio y televisión el presidente Chávez llamó a la calma, pero los medios cómplices del plan decidieron dividir la pantalla para mostrar su estocada final: los muertos. Minutos antes el jefe de Estado había ordenado activar el Plan Ávila para contener la marcha opositora y evitar una explosión mayor, pero el exjefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional (Cufan), general de división Manuel Antonio Rosendo, no lo ejecutó por estar vinculado con los militares golpistas, quienes necesitaban las muertes para justificar el golpe.

Tanto el general Guaicaipuro Lameda como el contralmirante Carlos Molina Tamayo (integrantes de la cúpula militar golpista) estuvieron al frente de la marcha opositora hasta las inmediaciones del Palacio de Miraflores. Curiosamente, minutos antes de que comenzaran los disparos de los francotiradores para concretar la masacre ya planeada, desaparecieron del escenario, y sus próximas apariciones fueron en los canales privados para culpar al presidente Chávez de las muertes de los venezolanos.

Los representantes de Fedecámaras y la CTV también acusaron al Gobierno Bolivariano y a su máximo dirigente como el responsable de los decesos registrados en las cercanías de Miraflores (Puente Llaguno, avenidas Urdaneta y Baralt), y denunciaron la actuación de francotiradores, supuestamente desde la sede presidencial.

Los medios de comunicación nunca cesaron su campaña. Como ejemplo se tiene la célebre edición extra que imprimió el diario El Nacional el 11 de abril de 2002, la cual comenzó a circular pasado el mediodía, horas antes de que concretaran su plan. La primera plana de la edición extra tituló: “La batalla final será en Miraflores”.

No se trata de una coincidencia o de una anticipación a los hechos, sino de empresas de comunicación privadas y diarios de circulación nacional que participaron directamente en la conspiración para derrocar al presidente Chávez, en una atmósfera conflictiva que ellos mismos contribuyeron a instaurar.

Para silenciar la verdad, el entonces gobernador del estado Miranda, Enrique Mendoza, cerró el canal del Estado, Venezolana de Televisión, clausurando las transmisiones y cercenando la libertad de información, como resultado de la terrible coalición de los opositores, quienes actuaron irracionalmente y al margen de la ley.

Un manto de desconsuelo, incertidumbre, rumores, mentiras, controversia y acusaciones se cernió sobre el Palacio de Miraflores, en los hombres y mujeres de Venezuela, en definitiva, en el suelo de la Patria del Libertador Simón Bolívar, lo que culminó con la noticia sobre la supuesta renuncia del jefe de Estado y de Gobierno, Hugo Chávez, quien decidió entregarse a los golpistas para evitar más derramamiento de sangre.

El dignatario venezolano permaneció secuestrado e incomunicado, pero gracias al clamor de un pueblo y la fortaleza de la Fuerza Armada Nacional, en tan sólo 48 horas la verdad salió a la luz pública, permitiendo restablecer el orden constitucional y el retorno del presidente Chávez al poder: “¡Volvió! ¡Volvió! ¡Volvió!”.

Se quitaron la careta y consumaron el golpe de Estado

En los días previos a la consumación del golpe de Estado de abril del 2002, “había un clima preinsurreccional que sin embargo venía acompañado de un discurso de supuesta rectificación. Después fue que se quitaron la careta y consumaron su golpe de Estado sin mayores escrúpulos ni disimulo”.

Así respondió el periodista Ernesto Villegas —quien participó en la retoma del canal Venezolana de Televisión— al ser consultado sobre los acontecimientos acaecidos en los días previos y durante la ejecución del golpe de Estado de abril de 2002.

Los promotores del golpe de Estado expresaron “un discurso bastante insincero”, reiteró Villegas manifestando que los golpistas comenzaron pidiendo la rectificación de las políticas del Gobierno de Chávez, y sólo en un momento determinado comenzaron a plantear la renuncia del presidente Chávez y cambiaron la consigna de “Ni un paso atrás” por “Ni un día más”.

Abril de 2002: fecha de dolor y traición

A diez años del golpe de Estado de abril de 2002, Ricardo Durán —periodista que cubrió los sucesos de los días 11, 12 y 13 de abril— les envió un mensaje a quienes ejecutaron esa terrible acción: “El pueblo no es el mismo, el Gobierno no es el mismo (…) por eso quienes intentan de nuevo aplicar la violencia, recibirán la misma respuesta, pero con mayor contundencia y con mayor brevedad, como la dio el pueblo el 13 de abril; por eso aseguro que ¡cada 11 tiene su 13!”.

El periodista Durán calificó los sucesos como momentos de dolor para el pueblo heroico del Libertador Simón Bolívar, y como una fecha nefasta y de traición no solamente para el presidente Chávez, sino también para los habitantes de esta nación.

Expresó que las empresas de comunicación mentían abiertamente con el propósito de derrocar al Gobierno, y ante esa situación de falsedad se arraigó en el pueblo el compromiso de desenmascarar a esos medios de comunicación; los mismos que en la actualidad, conjuntamente con los lacayos imperiales, trabajan para implementar el escenario de violencia, porque “ellos saben que no tienen ningún tipo de posibilidad de victoria ante nuestro comandante Presidente en un escenario democrático”.

La agresión imperial avalada por medios de comunicación

La agresión imperialista es la última modalidad imperial, aseveró el presidente Chávez, indicando que le han añadido la transmisión en vivo por televisión de sus estrategias guerreristas, las cuales consisten en: “Armar movimientos opositores para generar guerras civiles y derrocar gobiernos. Entonces vienen los grandes países —empezando por Estados Unidos— y condenan a los gobiernos que salen a defenderse, acusándolos de que son ellos los que matan a su pueblo”.

«Es lo mismo que pasó aquí el 11 de abril. No lo olvidemos. El imperio señalaba: “Chávez asesino, mandó a matar en Puente Llaguno, en la Avenida Baralt a un pueblo desarmado. Él les ordenó a los militares salir a matar”; y era al revés la situación», expresó el jefe de Estado y de Gobierno, Hugo Chávez, el pasado 5 de abril 2012, durante la Misa de Acción de Gracias realizada en el estado Barinas.

Prensa Presidencial

domingo, 8 de abril de 2012

¿Cómo fue el 11A de José Vicente Rangel?

No fue, precisamente, un día común y corriente. En la indagatoria de cada quien, si hubiese que comparecer ante un tribunal, habría que dar cuenta de un "hecho curioso e irrepetible", tal como lo señala el horóscopo.

Pero muy pocas personas pueden hablar desde el mismo genoma del poder. No es lo mismo advertir la ruptura del hilo constitucional desde la pantalla de un televisor que desde el Palacio de Miraflores.

Hay una gran diferencia, por eso esta entrevista se cae de madura: ¿Cómo fue el 11 de abril de José Vicente Rangel?

"De los tres cargos que he ejercido en la presidencia de Hugo Chávez: Canciller, ministro de la Defensa y Vicepresidente Ejecutivo, el que más me gustó fue el de ministro de la Defensa", afirma Rangel. Cabe recordar que para el 11 de abril de 2002, el día del golpe de Estado del cual se conmemoran 10 años, Rangel era, precisamente, el ministro de la Defensa.

¿Cómo comenzó ese día?
Yo suelo levantarme muy temprano, a las 3 o 4 de la madrugada, y así lo hice el 11 de abril. El día anterior hubo una reunión con altos jefes militares en Miraflores, algunos de ellos saltaron la talanquera y quedaron informados de las medidas que iba adoptar el Gobierno (se alertaría a las fuerzas políticas que apoyaban el proceso bolivariano, algunos ministros harían contacto con medios de comunicación social). Trabajé en algunos informes en mi casa de La Florida. Me desayuné (6:00 am) y posteriormente me fui al Palacio de Miraflores, donde se había convocado una reunión del Consejo de Ministros. El ambiente de la calle era tenso. Analizamos la situación, y a través de la televisión veíamos como la gente se iba concentrando en el Este de la ciudad. Acordamos posponer la reunión. Algunos ministros fueron a hablar con la gente que se había concentrado en Miraflores y yo me fui para el Ministerio de la Defensa, donde había convocado una reunión con el Alto Mando. Se discutía lo que había que hacer, siempre en contacto con el Presidente, que estaba en Miraflores.

¿Se barajó en ese momento la posibilidad de aplicar el Plan Ávila?
De eso se habló en el Consejo de Ministros. La decisión final se delegó en manos del Presidente de la República, él fijaría el momento de la activación de ese plan, institucional, que ha sido aplicado en distintos gobiernos. La situación se volvió más tensa y los mensajes por televisión eran más agresivos. Ya se deslizaba la idea de que la marcha debía ir a Miraflores. Consideré que había que tomar medidas, entre otras, una alocución del general Lucas Rincón dirigida a la Fuerza Armada, y se preparó un escenario para que se dirigiera al país. Esto se consultó con el presidente Chávez y él lo prohibió. Por decisión propia llamé a los directivos de las plantas televisoras, les dije que la sugerencia directa de ir a Miraflores era muy peligrosa, que tomaran en cuenta la paz del país. Me dijeron que la información estaba planteada, que tenían que informar; les dije que podían hacerlo, pero que había un problema de orden público y la situación se podía tornar sumamente grave.

Información desclasificada del Gobierno de Estados Unidos confirma, efectivamente, que se hicieron contactos con los medios y también con los empresarios. ¿Asumió esas gestiones?
No. Yo hice contacto con los medios directamente. También llamé a varios jerarcas de la Iglesia Católica. Les pedí que intercedieran, de alguna manera, para bajar las tensiones. Pero realmente no había ninguna disposición de evitar la confrontación.

¿A usted le consta que hubo contactos con el sector empresarial?
No me consta, y si se hicieron, yo por lo menos no estaba enterado. Yo me concreté a la cuestión militar y despaché permanentemente desde el Ministerio de la Defensa. Llamé a algunos dirigentes políticos que estaban en la calle, quienes a su vez me preguntaban por la situación, que era muy delicada. A las 2:00 pm, Lucas Rincón habló. Queríamos que estuvieran presentes todos los jefes militares, no pudimos localizar a (Efraín) Vásquez Velasco, comandante del Ejército. Según informaciones que me dieron ese día, se había escondido en un baño para eludir la convocatoria. Evidentemente, estaba comprometido con el golpe que luego se produjo. Posteriormente, ante la gravedad de la crisis, el Presidente decidió hablarle al país. Los medios decidieron partir la pantalla. Aquello evidenciaba que estábamos en una confrontación abierta. Había gente alrededor de Miraflores y la marcha se dirigía hacia allá. Creo que eso fue planificado, evidentemente.

¿Realmente lo cree?
Sí, estoy convencido. No hay una sola razón para dudar de que esa marcha hacia Miraflores fue planificada desde el primer momento. Mucha gente incauta participó de ella, porque no se les dijo con claridad qué iba a hacer la gente reunida.

¿Fue una marcha multitudinaria de incautos?
No. Había gente que quería marchar, pero que no estaba dispuesta a una confrontación. Por eso, cuando la marcha llega a Miraflores, el volumen era mucho menor al que tenía inicialmente. Uno se tiene que preguntar por qué se reunió esa gente para asumir esa actitud y menos de 48 horas después toda esa estructura de gobierno de facto que se montó se desplomó y no hubo una sola persona que saliera en defensa de Carmona y el golpe.

¿No es esa interrogante la mejor demostración de que la gente no estaba casada con el golpe?
Yo creo que mucha gente y sectores políticos de oposición no estaban ganados para un golpe, entre otras cosas, porque lo consideraban una aventura. Pero había un liderazgo, una conducción, y sectores muy radicalizados en esa marcha que explican lo que ocurrió.

¿Cuándo perdió el contacto con el presidente Chávez?
No, en ningún momento. Yo estuve en el Ministerio de la Defensa incluso después de que se desencadenaran los hechos violentos y de la alocución del vicealmirante (Héctor) Ramírez Pérez, quien fungía como uno de los líderes del movimiento y que luego fue designado ministro de la Defensa por (Pedro) Carmona. Esa alocución, que fue grabada antes de que se produjeran las víctimas, pero donde ya se anunciaba que había muertos. Estuve en Fuerte Tiuna hasta las 6 pm. De ahí salimos en un helicóptero, junto con Lucas Rincón y otros oficiales de la Fuerza Armada, al Palacio de Miraflores. Desde ese momento estuve permanentemente en el despacho del presidente Chávez, haciendo un seguimiento de lo que estaba ocurriendo. Recibiendo información de los distintos frentes y componentes militares.

¿El Gobierno estaba en plenas funciones?
Fue una experiencia impactante, porque pude constatar allí la capacidad de liderazgo del presidente Chávez. El hombre, a quien se percibe como vehemente, apasionado, demuestra suficiente sangre fría y control sobre sí mismo para encarar situaciones de crisis. Cuando llegaba la información de que los puestos de comando de los distintos componentes o el propio Fuerte Tiuna habían sido tomados por los golpistas, el Presidente asumía esa información con mucha serenidad.

¿A qué hora fue eso?
A partir de las 8 de la noche.

¿A esa hora se había desmoronado el Gobierno?
No, ahí estaban todos los ministros, todo el tren Ejecutivo y había contacto con todas las regiones. Pero se advertía que avanzaba el golpe, hecho que se confirmó cuando los tanques del batallón Ayala, a los que se les había ordenado que salieran a resguardar Miraflores, se devolvieron, y cuando el batallón de la infantería de Marina, que iba a subir a Caracas, con propósitos similares, no lo hizo.

¿Usted, como ministro de la Defensa, cómo interpretó eso?
Como una señal de que había un pronunciamiento militar, cuyas características no se conocían suficientemente. Pero era obvio que avanzaba el golpe. Quiero decirte que cuando hubo certeza de que el golpe era imparable, hubo adhesiones de comandantes de batallones, de oficiales que estaban al frente de tropas. A las 11 pm, por ejemplo, llamó el hoy general Cliver Alcalá, que para entonces era comandante de la unidad de tanques del Fuerte Mara. "Presidente, está en marcha el golpe, quiero que me autorice a movilizar la unidad de tanques para tomar Maracaibo". "Cliver, agradezco tu lealtad, pero no es el momento de reaccionar de esa manera. Vamos a esperar el desarrollo de los acontecimientos". Yo, que fui testigo de la conducta del Presidente, debo decir que él mantuvo la serenidad en todo momento y dio instrucciones a sus partidarios, tanto en el ámbito militar como en el civil, para que se mantuvieran a la expectativa, sin caer en provocaciones. Existía la amenaza de que iban a bombardear Miraflores. Yo mismo atendí una llamada de un jefe militar que dijo: "Tienen 10 minutos, vamos a bombardear", le tiré el teléfono. Al rato llamó otro jefe militar con el mismo cuento, le dije "Ustedes no tienen bolas para hacer eso". En ese momento Chávez me preguntó "¿Qué crees que se debe hacer?...", "Debemos irnos a Maracay".

Si hubo diferencias entre el generalato y comandantes de batallones que mostraban su adhesión a Chávez, ¿por qué no cerraron filas y desbarataron el golpe?, ¿por qué no defendieron al Gobierno?
Era muy difícil desbaratarlo, porque los golpistas habían tomado los centros de mando; habían ocupado los comandos de los componentes y tenían bajo su mano el Fuerte Tiuna. Ahora bien, la respuesta que se produjo el 13 de abril confirmó que la mayoría de la oficialidad con mando de tropa tenía esa actitud de defensa del régimen constitucional y del gobierno del presidente Chávez.

¿A qué hora de la noche o de la madrugada cree que se desplomó el gobierno?
Sugerí que nos fuéramos a Maracay, pero el Presidente me dijo que tenía información de que la autopista estaba bloqueada. Bueno, vámonos al 23 de Enero, con la unidad que está defendiendo el Palacio.

¿Al Museo Histórico Militar?
No, al 23 de Enero, ¡A ese sector!

¿Y qué iban a hacer allí?
Luchar y defender al Gobierno. Ahí es cuando Chávez dice: "uno no sabe cuál va a ser la reacción de los golpistas, en lugar de bombardear Miraflores bombardean el 23 de Enero, ¿y las víctimas civiles? No podemos hacer eso". "Vamos a quedarnos aquí, en Miraflores, no creo que sean capaces de bombardear el Palacio". "Se corre un gran riesgo". Chávez se aparta a un salón contiguo para atender una llamada de Fidel que había llamado en ese momento, "Es inútil sacrificarse, la historia no termina este día, por el contrario, comienza a partir de ese momento", le dice Fidel. Regresa, ya uniformado, pone la pistola sobre la mesa y me comunica lo siguiente. "He decidido ir a Fuerte Tiuna, a encarar a los golpistas". "Hugo, ¿tú sabes a lo que te estás exponiendo, no? A que te maten, a que te humillen, a que te vejen". "Sí, yo sé los riesgos que corro, pero quiero verles la cara a los traidores y ver qué van a hacer". En esas circunstancias, Chávez demostró un inmenso coraje y, efectivamente, esa fue una estratagema que le permitió a él introducir una contradicción que permitió horadar toda esa aventura que se estaba adelantando en ese momento.

Hubo reacciones distintas entre los militares que estaban en Fuerte Tiuna que, seguramente, obedecían a posiciones o cálculos políticos diferentes ¿Qué papel le asigna en el desenlace que finalmente se dio el 13 de abril?
Yo simplifico mi análisis sobre el 11-A, lo despojo de connotaciones ideológicas y lo ubico, simplemente, en el terreno de la lealtad o de la traición. Ese día hubo traidores, pero también gente que se mantuvo al lado del Presidente, que fue determinante para que pocas horas después se desplomara esa aventura. Quiero decir lo siguiente: a la hora que uno repiensa todo lo que ocurrió, 10 años después de esa felonía, de esa aventura que nos llevó al borde de una especie de guerra civil, ahí, en cuanto a la responsabilidad de quienes ejercíamos gobierno, hubo una subestimación, primero, de la capacidad de movilización de ese sector y luego del factor lealtad, asumido en términos globales, de oficiales que tenían importantes mandos.

¿No hubo una subestimación de los oficiales descontentos?
Justamente, hubo una subestimación, porque se pensaba que toda la institución era leal al Presidente y eso no era así, tenía fisuras, como se comprobó ese día. José Martí decía que en política lo real es lo que no se ve. Hubo una realidad que no advertimos en sectores de las Fuerzas Armadas y también esa capacidad de movilización que tiene el odio.

Si el operador político con más experiencia que tenía Chávez, precisamente, José Vicente Rangel, a la sazón ministro de la Defensa, no le encontraba significado a esa frase que acaba de citar, ¿Qué cabría suponer?
Allí fallaron mucho los organismos de inteligencia y seguridad, la información no fluía como debía fluir y había un extremado grado de confianza.

¿A qué hora perdió contacto con los organismos de seguridad, básicamente con la inteligencia?
Yo no llegué a perder el contacto. Los organismos de seguridad perdieron el contacto con la realidad y lo que transmitían no aclaraba la situación.

¿No advirtió, en ese momento, que la inteligencia estaba comprometida con el golpe?
Había algo peor, estaban enceguecidos, no tenían claridad de lo que se estaba gestando.

¿Incompetencia?
Tampoco incompetencia, llega un momento en que los organismos de seguridad e inteligencia se autobloquean en situaciones de crisis y eso explica, muchas veces, los procesos que se dan en el mundo. Uno no se explica, por ejemplo, que existiendo organismos eficientes, los gobiernos se desplomen.

¿No insistió en persuadir al presidente Chávez para que desistiera de ir al Fuerte Tiuna?
Era una decisión del Presidente de la República y había que respetarla. Yo era partidario de permanecer en Miraflores o salir a otro sitio para ver cómo se articulaba una respuesta inmediatamente. Ya, cuando era evidente que se estaba desplomando el Gobierno, llamé a mi esposa (Ana Ávalos), le dije te quiero decir que voy a permanecer aquí.

¿A qué hora fue eso?
A eso de las 11 de la noche. "Aquí está Pepe (José Vicente Rangel Ávalos), tu hijo, conmigo. Nosotros nos vamos a quedar aquí, pase lo que pase". Ella me dijo "yo sé que vas a proceder de esa manera". Cuando Chávez se despide, permanecí un rato más en Miraflores y después, ya en la madrugada, me fui al Círculo Militar. Una vez que detuvieron al Presidente, dieron orden de que a mí me quitaran los elementos de seguridad y cortaron los teléfonos. Tengo que reconocer la lealtad de mis ayudantes militares, que estuvieron conmigo a pesar de esa decisión. Yo me sumergí, vamos a decirlo así, en la clandestinidad.

¿No tuvo ningún contacto con otros funcionarios del Gobierno?
Sí, los hubo. Al igual que con guarniciones y jefes de batallones. Yo tenía los teléfonos de muchos de ellos ¿qué está pasando? No, esto será provisional. Aquí no hay condiciones. Únicamente hay un factor sorpresa que fue determinante. Para mí la reacción que se produjo era perfectamente explicable.

¿No le declaró a la periodista Gioconda Soto que no sabía dónde estaba Diosdado Cabello?
No, no sabía, y seguramente que Diosdado tampoco sabía donde yo estaba. Yo empecé a actuar con los elementos que tenía a mano, con los contactos que tenía entre los militares y los civiles.

También le dijo a esa periodista una frase muy curiosa, que se iba a descansar y luego iba a cambiar el casete ¿Qué significa eso?
Significa que yo estaba declarando para un medio de comunicación y me interesaba que leyeran eso. Simplemente eso.

¿Por qué no calificó el 11-A como un golpe sino como un pronunciamiento militar?
Cuando ella me entrevistó estaba en marcha el pronunciamiento militar, no se había producido todavía el golpe, que se produjo, definitivamente, con la toma de posesión de Carmona. Ni los propios golpistas sabían quién iba a presidir la junta. No creas, yo estudié mucho esa declaración. Te advierto que la hice desde mi casa de habitación (en la Alta Florida). Del Círculo Militar salí para mi casa a rescatar unos papeles que me interesaban en caso de allanamiento, que no cayeran en manos del nuevo gobierno. Cuando suena el teléfono, a eso de las 9 am del día 12, y se identifica la persona, que es Gioconda, me dije a mí mismo: esta es la oportunidad de declarar.

¿Cuáles fueron los elementos que analizó?
Si estábamos en una actividad clandestina, si queríamos establecer contactos, a que no pensaran que yo estaba en esa actividad precisamente, sino que estaba en mi casa, marginado de toda actividad pública y me sacaba el casete de la política de la cabeza. Eso es información y contrainformación.

¿Habló con el presidente Chávez de esa entrevista?
Por supuesto.

Cabe suponer que el Presidente estaba pendiente de muchas cosas.
Sí, entre otras, cuando yo salí el día 13 del sitio donde estaba operando y me fui al Ministerio de la Defensa, tomamos el control, Vásquez Velasco estaba escondido en algún lugar de Fuerte Tiuna y Carmona que estaba allí, me dice, ¿por qué esto? ¿Qué está pasando? ¿No te das cuenta de la locura que has hecho, la grave crisis que le has creado al país? Tú eres un irresponsable. En el despacho estaba Carmona y los vicealmirantes Héctor Ramírez Pérez y Carlos Molina Tamayo. Agarré el teléfono y llamé a La Orchila, donde estaba Chávez, hablé con el almirante Echeto que era su custodio, le pasan el teléfono y me dice: "¿Cómo está ministro?". "Quiero hablar con el Presidente…" "Se lo voy a pasar…" "Presidente lo está llamando el ministro de la Defensa…" "No quiero hablar con él…" "Es su ministro de la Defensa, es José Vicente Rangel…" "Coño, cómo es posible eso", agarra el teléfono… "¿Y dónde estás tú, José Vicente?". "Estoy aquí, en el Ministerio de la Defensa y tengo presos a todos estos carajos aquí, aquí están todos…" "No puede ser, es un milagro esa vaina".

Fuente: @UNoticias

Queman a Judas Radonski en Maracaibo (+Fotos)

Foto: @henry_maracaibo

En Maracaibo y casi en todo el territorio venezolano hay una tradición en la que distintas comunidades tienen una amplia participación el Domingo de Resurrección, pero ahora le toco al Zulia quemar su JUDAS RADONSKI. Se trata de La quema de Judas que se realiza en este instante en la cabecera del Puente Sobre el Lago de Maracaibo, esta tradición tiene un significado simbólico de justicia popular, pues a través de esta el pueblo expresa sus quejas y descontentos con relación a los acontecimientos políticos y comportamiento de figuras públicas, de igual forma trata de dar finiquito simbólico a la cuaresma para garantizar su resurrección el próximo año. El motivo original es recordar la traición de Judas a Cristo, y simbólicamente alude a la traición del personaje escogido para ser el Judas, a su pueblo marabino.

El JUDAS en cuestión es un muñeco elaborado con telas, ropas viejas y trapos, relleno con fuegos artificiales que aportan los participantes de la quema de cada comunidad, estos fuegos artificiales son explotados una vez el Judas es ahorcado y se quema.

Generalmente se hace el muñeco de cuerpo entero y se viste con zapatos y trajes usados, se le colocan lentes, guantes y distintos accesorios, que aportan y colocan los integrantes de la comunidad que lo crean.

La ceremonia comienza cuando es escogido la persona de la comunidad, estado ó país que sea considerada por sus acciones una amenaza para la sociedad y que sea merecedora de burlas o escarnios.

Una vez identificado el personaje RADONSKI que amenaza con sus actos a la colectividad, se procede a escribirse un testamento, que de forma sarcástica identifican al Judas, expresando un resumen de su vida y de sus actos, de sus faltas y que por termino expresa los últimos deseos del personaje.

El muñeco es elaborado a semejanza del Judas escogido para ser castigado, se le coloca una soga al cuello y previo a su quema es arrastrado y ahorcado de forma dramática. Más dramática aún se vuelve su quema y explosión.

Antes de ser quemado debe recorrer las calles del pueblo ó comunidad para que todos sus habitantes o pobladores tengan conocimiento de sus faltas y de su castigo, una vez cumplido este recorrido y leído su testamento, el Judas se sube a un árbol o poste de luz y allí es ahorcado y posteriormente quemado.

Foto: @henry_maracaibo

Fuente: http://ronaldreinozo.wordpress.com/

VIDEO> "José Vicente Hoy" entrevista a Ramón Rodríguez Chacín

José Vicente Rangél entrevista al Capitán Ramón Rodríguez Chacín ex ministro de Interior y Justicia sobre los sucesos acontecidos sobre el Golpe de Estado del 11 y 12 de Abril de 2002.





viernes, 6 de abril de 2012

Carta a Hugo Chávez

Hace unos años atrás en un profundo sueño escuché la frase de Neruda: Yo conocí a Bolívar una mañana larga en Madrid, en la boca del Quinto Regimiento. Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres? Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo: Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo”. Era el Comandante Hugo Chávez quién me hablaba, todavía la recuerdo y mi piel se eriza hasta estremecer los sentimientos más profundos de mi alma.

A pocos días de cumplirse 10 años del Golpe de Estado te escribo estás líneas; Comandante, Quijote Revolucionario, ejemplo de moral y dignidad para este pueblo al que tanto le has dado.

Un gigante, a pesar de las adversidades que hoy el destino te coloca en el camino. Un hombre lleno de amor por este pueblo y mucho más allá de nuestras fronteras. Por él soy quien soy, por él soy capaz hasta de sentir cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo.

Me enseñaste que la moral revolucionaria, entonces, no es sólo negación, contradicción, sino medio para reunir e impulsar a las fuerzas de las clases oprimidas. La que surge de las condiciones económico sociales, y del desarrollo cultural, al igual que el instinto social, el ideal moral no es un fin, sino una fuerza, o bien un arma en la lucha social por la existencia; el ideal moral es un arma particular en la particular situación de la lucha de clases, en la lucha por la liberación nacional.

Me enseñaste sencillamente a amar y que a pesar de mil coyunturas hay que luchar hasta con la vida por alcanzar el sueño de una patria libre. Contigo estoy y estaré eternamente agradecido, por el simple hecho de ser mi maestro, mi guía y mi mayor ejemplo Comandante.

También me enseñaste que en el período de construcción del socialismo, como señalaba el Che: “podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas”. El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa pero vamos adelante con tu ejemplo por delante.

Tú, Comandante me has conducido por el camino del desinterés, de la lealtad, de la honestidad, del bien, y del amor revolucionario que es el escaño más alto de cualquier ser humano en este mundo.

Del jefe pueden decir lo que quieran, pueden inventar una y mil cosas, pueden calumniarlo, pero nunca podrán acabar con la semilla que florece en la conciencia de este pueblo que lo conoce muy bien. Se viene a mi mente aquella frase del Comandante Fidel cuando dijo: “La historia me absolverá” ante el juicio en su contra comenzado el 16 de Octubre de 1953 por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en Santiago de Cuba y Bayamo respectivamente.

Desde niño siempre he llevado esa semilla revolucionaria que tu hoy has hecho crecer en mi, recuerdo a mi madre leyéndome a Lenin, Trosky, Marx. Luego aquella tarde del 4F92 en una pelea llena de amor. Hoy me atrevo a llamarte padre, sí, así mi padre que eres y buen soldado, yo también soy un soldado de la patria, somos soldados de justicia y amor.

Tengo la fe y la convicción que vivirás muchos años, quizás unos cien más. Estoy orgulloso de ti mi Comandante y tu voz se seguirá levantando en cualquier rincón de este mundo porque ya eres un gigante.

¡Vivirás y Vencerás!

Lenin Dávila Guerrero